Arwen se sintió traicionada en cierto modo. Había estado buscándolo desesperadamente todo este tiempo, y sin embargo, él había estado a su lado sin nunca hacerle saber.
—Luna… —La voz de Aiden era suave. Él leía muy bien sus expresiones y le cortaba como un cuchillo cuando se dio cuenta de que sin saberlo, la había herido de una manera en la que nunca pensó que lo haría. Extendió la mano, intentando acariciar su rostro para calmarla, pero ella apartó sus manos y se alejó aún más de él. —No quise ocultártelo.
—Eso es mentira —Arwen dijo bruscamente, su voz ya cargada de emoción, traicionando el sentimiento que guardaba dentro. —Sí lo ocultaste, por eso nunca me lo dijiste. Ni siquiera me visitaste en el hospital. Te esperé, pero nunca llegaste. ¿Te divertía dejarme así?