Arwen se secó las mejillas, intentando calmarse, pero las palabras de Aiden seguían repitiéndose en su mente una y otra vez. Él era un bromista, sin duda, pero ninguna de sus palabras o promesas parecían una broma. Todo parecía genuino, demostrado por los pequeños gestos que siempre tenía hacia ella. Por eso, cuando mencionó que había puesto una trampa solo para atraerla, no pudo evitar que su corazón se acelerara, tanto por anticipación como por nerviosismo.
Un recordatorio en su teléfono de repente la sacó de sus pensamientos, y se dio cuenta de que era para su cita con el Dr. Clark. Casi lo había olvidado, pero afortunadamente había configurado el recordatorio.