—¿Qué está pasando aquí? —La voz de Ryan sonaba calmada, pero el filo subyacente era inconfundible.
Su mirada penetrante recorrió la habitación, observando los pedazos de cristal y los medicamentos esparcidos por el suelo antes de finalmente posarse en Delyth.
Delyth no esperaba verlo allí, así que cuando lo vio de pie en la puerta, por un breve momento, un atisbo de alivio cruzó su rostro. Sus ojos brillaron de alegría mientras susurraba:
—¿Ryan, has venido? ¿Dónde has estado todo este tiempo? Incluso intenté llamarte pero nunca contestaste. ¿Estabas ocupado? —preguntó como si todavía no pudiera creerlo.
Pero su alegría se desvaneció en el momento en que cruzó su mirada con la de Ryan. La hostilidad en sus ojos era palpable, como un golpe físico.
—He preguntado qué está pasando aquí.
El aliento de Delyth se cortó y buscó rápidamente una respuesta: