—Arwen miró fijamente a sus ojos, sus palabras sonaron más como un desafío, haciendo que la mirada de Aiden se oscureciera.
—No te dejaré escapar esta vez —añadió ella de nuevo con una sonrisa burlona. Una sonrisa juguetona pero atrevida tironeó de sus labios mientras permitía que rozaran los de él como una pluma. El toque fue fugaz, tan rápido y suave que casi destrozó las frágiles restricciones a las que Aiden se aferraba.
Sus dedos se movieron inquietos a sus costados, haciéndole luchar contra el impulso de acercarla más, de perderse completamente en ella. —Luna —empezó, su voz baja y forzada—, no pruebes mi control. Podría no ser tan fuerte como crees.