—¡Arwen! —la voz llegó bastante alta y clara, cortando el aire frío de la noche.
Mientras las cejas de Ryan se fruncían en un gesto de desagrado al escuchar esa voz, Arwen levantaba la vista en esa dirección, elevando sus cejas con sorpresa.
Ella no se dio cuenta de Ryan, pero él sí notó bien cómo su expresión cambiaba ante la aparición del hombre. Vio cómo los labios que antes se habían curvado indiferentes hacia él, ahora se elevaban en una sonrisa agradable al ver al hombre desconocido.
Sus pasos vacilaron mientras se quedaba allí para ver más. Sus expresiones se endurecieron al escucharla decir, mientras se alejaba más de él:
—¿Estás aquí? Pensé que nos encontraríamos directamente en el restaurante.
Jason sonrió mientras cruzaba la distancia para encontrarse con Arwen a mitad de camino. —Por supuesto, tenía que venir. Necesitaba compensar por las varias otras veces.
