Cisne regresó a su habitación apenas unos segundos después de dejar a Long Xiurong y Roca en ese pequeño paraíso. Aterrizó suavemente en su cama, y gradualmente pudo sentir el dolor regresando a sus deformes piernas, lo cual era una señal de que pronto perdería su forma de Santa.
Estaba exhausta después de todo lo que había sucedido esta noche. Tampoco esperaba que usar el poder sagrado fuera tan física y mentalmente agotador.
—Si estás demasiado cansada, puedo sacar el poder santo de tu cuerpo, Cisne —dijo la Santa en la cabeza de Cisne. —Pasará factura a tu cuerpo si lo mantienes por mucho tiempo.
—Santa, permíteme mantenerlo por ahora —respondió Cisne.
—¿Pero por qué? —preguntó la Santa.
Cisne recordó lo que Alice gritaba en la mazmorra. Amenazó con exponer su identidad como la Santa frente a Gale, por lo que Cisne también sería ejecutada.