—¿Q-qué pasa conmigo? ¡Claro, estaré bien! ¡Estoy segura de que Su Majestad también me perdonará! —gritó Alice, pero en este punto, solo trataba de convencerse a sí misma o caería en una profunda desesperación.
—¿Crees que eres tan especial para que el Rey Bestia te perdone? —se burló Long Xiurong—. Él no te ama como ama a la Reina Swan. Soy la única amiga de la Reina Swan en este castillo, y aún así, seré ejecutada por un error. Si la amiga de la Reina no está libre de la ejecución, ¿entonces qué pasa con una criada conejita aleatoria en el castillo? ¿No te das cuenta de que no tienes valor para él cuando podría simplemente tomar a otro conejo hombre-bestia de tu tribu y reemplazarte como criada?
—E-eso no es
—Esa es la verdad —interrumpió Long Xiurong—. Sabes que no eres importante para él. Solo te estás engañando, pensando que puedes ser una heroína de alguna manera.
