—¿Por qué hiciste eso?.. ¿Cómo sabías... que había veneno?
—Porque en mi vida pasada, el día en que el príncipe heredero nos visitó en Erion por primera vez, hubo alguien que puso veneno en tu comida. Lo comiste y casi mueres, aparte del hecho de que tus subordinados lograron encontrar un mago para curarte con magia...
Cynthia suspiró.
—Por supuesto, ¡no puedo decir eso! Pero… ¿por qué te salvé? Ni siquiera podía responder a esa pregunta yo misma.
—¿Por qué no respondes? ¿Por qué hiciste eso? —Lucian exigió, impacientándose al ver a la joven mujer antes él desvanecerse en su presencia. Había esperado durante siete días enteros, no podía esperar más.
—¡Oh, cielos! ¿Te he preocupado, querido esposo? —intentó esquivar la pregunta.
Lucian no le respondió. En cambio, sus ojos se llenaron de desprecio y desdén, justo como antes de que ella se desmayara.
Lucian acababa de recordar la verdadera naturaleza de esta mujer: una infame villana.