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Me levanto en Hogwarts

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Synopsis
Un fanfic de la saga de Harry Potter orientado en Lesath Black, un nuevo personaje introducido en este mundo ficticio.
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Chapter 1 - El legado oculto

Lesath Black, siempre reservado y distante, había vivido sus primeros años en el orfanato de Londres sin mostrar emoción ni apego por nadie. Los otros niños lo encontraban extraño, pero mantenía la distancia con modales impecables, como si supiera que su destino estaba muy lejos de ese lugar. Todo cambió el día que recibió su carta de Hogwarts, aunque Lesath no se sorprendió. Había esperado ese momento. Sabía que no era como los demás.

Miró el amuleto plateado que colgaba de su cuello, con el grabado serpenteante de una serpiente enredada en la letra "R". Regulus Black. Su padre. Aquel cuyo nombre no debía mencionar en voz alta, pero cuya presencia lo envolvía como un eco silencioso. A pesar de las sombras que rodeaban el apellido Black, Lesath nunca se sintió menos que digno de llevarlo. No había miedo en él, ni arrepentimiento, solo una fría certeza de lo que era y lo que debía hacer.

La carta de Hogwarts había llegado tarde, pero él no se sorprendió. De alguna manera, siempre había sabido que su destino estaba ligado a ese castillo. Durante años, había sentido la vibración de la magia, el zumbido bajo su piel que lo hacía diferente a los otros niños del orfanato. Mientras ellos jugaban y reían, él entrenaba su mente, descubriendo las profundidades de su poder. Era un Obscurus, pero a diferencia de otros que habían sido devorados por esa oscuridad, él había aprendido a domarla. Podía transformarse en ese espectro oscuro y regresar a su forma humana a voluntad, sin la destrucción y el caos que normalmente acompañaban a una criatura como él.

Había sido cuidadoso, por supuesto. El Ministerio de Magia solo lo había registrado como un niño que ocasionalmente realizaba magia accidental. Nadie sabía la verdad sobre su poder, y él planeaba que siguiera siendo así.

No mucho después de recibir la carta, una joven profesora, Bathsheda Babbling, fue enviada por la escuela para encontrarse con él. Con solo veinte años, Bathsheda, fascinada por el aura misteriosa de Lesath, se encargó de explicarle no solo sobre el mundo mágico, sino también sobre su linaje. Ella fue quien le reveló el secreto de su ascendencia: hijo de Regulus Black, un mortífago que traicionó a Voldemort antes de su muerte. Bathsheda se encariñó con Lesath y, aunque sabía que el joven no necesitaba el tipo de afecto que ella estaba dispuesta a dar, decidió ayudarlo en lo que pudiera.

—Debes conocer tu herencia, Lesath —le había dicho en una ocasión, observando cómo el chico absorbía cada palabra con una fría determinación—. Eres el último heredero de los Black, y tienes derechos que otros te envidiarán.

Con su ayuda, Lesath fue llevado a Gringotts. El banco de los duendes era conocido por su estricta protección de los tesoros familiares, pero ante el nombre de Black, los duendes no tuvieron más remedio que abrir las puertas. La bóveda de su familia contenía más que solo oro; reliquias, libros antiguos y objetos de gran valor mágico reposaban allí, esperando a ser reclamados.

Bathsheda lo miraba con un orgullo silencioso mientras él inspeccionaba todo con calma. Sabía que este sería su último acto de guía hacia Lesath, pues a partir de este momento, el joven Black debía seguir solo su camino. Ella lo había preparado lo mejor posible, proporcionándole la información sobre cómo reclamar sus derechos como heredero de sangre pura y sobre su historia familiar, pero lo que hiciera con ese conocimiento dependía de él.

—Esto es solo el comienzo —le dijo Bathsheda antes de despedirse—. El mundo mágico será tuyo para tomarlo, si decides hacerlo.

Lesath no dijo nada, pero en su mente ya tenía claro su camino. Tras despedirse de Bathsheda, tomó el control de su destino. Kreacher, el viejo elfo doméstico que había servido fielmente a Regulus, apareció de inmediato cuando lo llamó, inclinándose profundamente ante su nuevo amo.

—Amo Lesath —dijo Kreacher con devoción—, todo en la casa de los Black le pertenece. Kreacher está aquí para servirle.

Lesath asintió con un gesto leve. No sentía apego por Kreacher, pero sabía que el elfo sería útil. Fue él quien lo llevó a la antigua mansión Black, el hogar ancestral que había estado cerrado desde la caída de la familia. Allí, los retratos de sus antepasados lo observaban con curiosidad y aprobación cuando entró. Algunos lo miraban con ojos afilados, evaluando su capacidad, pero no pudieron negar el aura de poder que irradiaba.

—Otro Black al que podemos estar orgullosos de llamar heredero —dijo el retrato de Pollux Black, con una sonrisa satisfecha—. Aunque... eres un Obscurus, ¿verdad?

Lesath lo miró fijamente, sin necesidad de confirmar lo que ya sabían. Los murmullos entre los retratos se intensificaron.

—Un Obscurus que ha aprendido a controlar su poder a tan temprana edad... —dijo Walburga Black, casi en un susurro, pero con una mirada de orgullo—. Eres más poderoso de lo que cualquiera de nosotros imaginaba.

En los meses que siguieron, Lesath se dedicó a entrenar. La biblioteca de los Black estaba llena de libros prohibidos y arcanos, pero él decidió enfocarse en la magia que le sería útil en su nueva vida. Aunque los conocimientos de la magia oscura estaban a su disposición, prefirió perfeccionar lo básico, dominando los hechizos de primer año con tal facilidad que ni siquiera necesitaba pronunciar las palabras. En poco tiempo, había corregido cualquier imperfección en su magia, mientras que su verdadero interés se centraba en los hechizos de batalla.

Sabía que el mundo fuera de la mansión Black estaba lleno de peligros. Las enseñanzas que recibió de los retratos, los conocimientos sobre su linaje, y la determinación fría y calculadora que siempre lo había acompañado, lo guiaban. Estaba listo para protegerse, para defenderse, y para imponerse si era necesario.