Zuri los miraba, pero en realidad no los veía. Miraba más allá de ellos. No le interesaban en lo más mínimo. Su madre le había dicho que se preparara para un momento así, ya que había tenido que pasar por lo mismo en manos de su propia pareja.
Por lo que parecía, este tipo de conversación era algo que una madre tendría con su hija, lo que continuaba el ciclo para la siguiente generación, especialmente para alguien de un estatus alto como ellas.
—¡Ah! ¡Ah! Alfa… alfa... —La meretriz gemía, su voz resonaba dentro de la habitación, mientras Xaden la embestía, aumentando su ritmo. La cama crujía. Cuanto más fuerte la penetraba, más intensa se volvía la mirada de Xaden hacia Zuri.
Sin embargo, una vez que ambos temblaron por su clímax, Zuri se levantó inmediatamente. Sabía que no tardaría mucho.
En cuanto Xaden terminó y vio a Zuri salir de la habitación, inmediatamente corrió detrás de ella y la detuvo antes de que pudiera salir.
—¿Adónde vas? —Xaden gruñó.