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Zuri estaba completamente drogada, se rió entre dientes y luego besó a Khaos, lamiendo sus labios y mordiéndole el cuello. Parecía muy feliz, pero era por la droga en sus venas, sin la cual ya no podía ni vivir.
—Enciéndelo para mí —Zuri levantó el paquete y luego hizo que Khaos lo quemara, dejando que el dulce humo blanco se retorciera en el aire, al igual que la sombra que rodeaba a Khaos—. Se ven hermosos juntos —Zuri observó el humo blanco de la droga y la sombra.
—Así es —susurró Khaos, mientras mordisqueaba su barbilla.
—Quiero más de eso —respondió Zuri, inclinó su cabeza a un lado para que Khaos pudiera tener más acceso para saborearla—. Esto me hace sentir bien. Dame más...
Khaos la miró por un momento, era difícil saber qué pensaba en ese instante. —Claro, te daré todo lo que quieras.
Acarició su mejilla y la sujetó contra la cama.