```
—Para empezar me pregunto por qué mi consejo de Ancianos tiene tiempo de estar sentado escuchando chismes ociosos y la mierda que los tabloides escupen —escupió con desprecio mientras una mirada de incertidumbre cruzaba la cara de Tomás.
—En segundo lugar, me pregunto quién coño tiene la audacia de cuestionar mi lazo de pareja con la mujer a la que ellos mismos me unieron y unieron a la manada como su Luna. ¿Quién coño te crees que eres, Tomás? —Adam gruñó amenazadoramente mientras se acercaba a él.
Adam dejó que su lobo surgiera hacia adelante y se situara al lado en su visión y el color se drenó de la cara de Tomás mientras el resto de los Ancianos retrocedía precipitadamente.
Sin perder un segundo Adam gruñó furiosamente y su brazo se extendió delante de él, sus dedos agarraron el cuello de Tomás impulsándolo hacia atrás hasta que su espalda conectó con la pared.
—¿No he hecho siempre las cosas según las reglas, Tomás?
—¡Sí, Alfa! —soltó con un chillido.