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—Podría preguntar cómo están los calenturientos, pero realmente no creo querer conocer los detalles —Lexi hizo una mueca mientras enlazaba su brazo con el de Bartolomeo y se dirigían hacia adentro.
Bartolomeo rió entre dientes y le dio palmaditas en la mano.
—Están encerrados en los Cuartos Reales, así que dudo que los veas mucho en los próximos días. Mientras Ann esté en celo, las puertas de su ala están selladas y sus guardias están apostados fuera de la entrada del ala en lugar de su dormitorio, por razones que estoy seguro entenderás.
Lexi sonrió sarcásticamente mientras soltaba un resoplido.
—Bueno, supongo que no a todo el mundo le parece divertido escuchar un espectáculo sexual gratis para que fluyan los jugos...
—¡Lexi! —el sonido de dos voces gritando al mismo tiempo resonó en el corredor a su alrededor.