Mientras Adam la guiaba por el corredor y giraban la esquina, una vez que estaban fuera de la vista del personal, él soltó bruscamente su mano.
Ann giró la cabeza ligeramente hacia un lado, inclinando la cabeza como lo hacía, y lo miró agudamente, con una leve sonrisa tirando de sus labios.
—Adam, ¿estás molesto conmigo? —preguntó, con un ligero tono de diversión en su voz.
—No —respondió él secamente, sin concederle una mirada.
Ann luchó contra el impulso de sonreír mientras él resoplaba fuerte y aceleraba el paso para caminar unos pasos adelante. Ella ignoró a Maeve regañándola por irritarlo y en cambio giró la cabeza para mirar la decoración.
Hasta ahora todo había sido decorado con buen gusto en una mezcla extrañamente satisfactoria de diseño moderno y acentos elegantes. Líneas elegantes y accesorios originales parecían fusionarse a la perfección y el lugar estaba inmaculadamente limpio.