Los ojos de Ann permanecían fijos hacia adelante mientras intentaba desesperadamente procesar lo que le estaba sucediendo en ese momento.
El beso de Adam era intenso y por más que lo intentara, no podía recordar alguna vez en que Brad la hubiera besado con tal necesidad. Podía sentir la pasión y el hambre primordial que ardían dentro de él, solo con la forma sensual y feroz en que sus labios luchaban con los suyos.
Sus manos estaban enredadas en su cabello y Ann podía sentirse comenzando a relajarse en el beso. Maeve tenía razón. Adam era un buen candidato para un compañero elegido.
Mientras dejaba de lado sus dudas y hesitaciones, rodeó su cuello con los brazos, acercando su cabeza más a ella, repentinamente llena de un deseo ardiente de estar lo más cerca posible de él.