Era inexperta en todos los juegos que jugaba, pero de todos modos puchereaba juguetonamente o reía más fuerte cada vez que terminaba una partida, a pesar de ser su derrota.
Después de salir prácticamente pisoteando del casino tras perder su apuesta conmigo, pensé que quizás había cambiado de opinión después de todo. Al final, terminé pagando su deuda en el casino como dictaban las reglas, pensando que esa sería su primera y última vez allí. Estaba sinceramente convencido de que era mejor para ella que las cosas terminaran como lo hicieron.
Una vez más, pronto descubrí que estaba equivocado.
—Bradon, ¿vas a trabajar ahora? —preguntó Dahlia mientras salía de detrás de una columna donde había estado escondiéndose sin éxito.