No quería que las cosas tuvieran que llegar a esto, pero no parecía que tuviera otra opción. Tenía que seguir adelante y esperar que este hombre cumpliera su palabra.
—Hagámoslo. Tengamos sexo —declaré audazmente.
Las cejas de Bradon se dispararon hacia arriba antes de que inclinara ligeramente su cabeza hacia un lado con incredulidad. Claramente no esperaba este repentino giro de eventos y yo tampoco. Antes de que pudiera pausar para pensar y cambiar de opinión, comencé a desatar el lazo alrededor de mi cintura y a quitar la bata que llevaba, alejándola de mi cuerpo. Podía sentirlo observando cada uno de mis movimientos, pero ya no tenía el lujo de cambiar de opinión.
—¿Viniste aquí pensando en el sexo? —preguntó mientras sus ojos recorrían mi cuerpo antes de volver a mi rostro y entrecerrarlos sospechosamente hacia mí.
—No realmente, pero me alegra estar vestida para ello... —respondí con casualidad.