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—Hice una nota mental para avisarle a Bella que solo debería elegir vestidos cortos para mí siempre que saliera con Bradon a cenar. Seguro era una molestia pero me las arreglé para subir mi vestido hasta la cintura.
—Ven aquí... —Bradon susurró tiernamente mientras rodeaba con sus brazos mi cintura.
—Tu polla está tan dura... —murmuré antes de dejar escapar un suspiro.
—Rodeé con mis dedos el grueso tamaño de su polla mientras bajaba lentamente mis caderas. El calor de su dura polla en mi entrada húmeda cuando la posicioné entre los labios de mi coño hizo que mi interior temblara de deseo. Sentí las manos de Bradon acoplando los costados de mis caderas mientras las empujaba hacia abajo para que tomara su grueso miembro dentro de mi agujero inundado.
—Déjame follarte, Dahlia... —dijo con una voz que sonaba casi como una súplica.