—Bradon... escucha —murmuré mientras intentaba recordar las palabras que había hilvanado tan perfectamente.
Ahora que había llegado el momento de decirlas, me resultaba difícil incluso recordar lo que había planeado decirle. La forma en que sus ojos azules me miraban tan intensamente solo me hacía sentir aún más nerviosa, mientras mi garganta y pecho se estrechaban al mismo tiempo. Podía decir que él no podía esperar para hacerme pagar por haberlo puesto a él y a mí a pasar por ese episodio con Daphne y sus guardaespaldas más temprano. Ni siquiera podía esperar a que subiéramos las escaleras y por eso terminamos en la habitación del primer piso de la mansión.
—Puedo... puedo explicar —dije suavemente mientras intentaba sonar tranquila y compuesta.
En realidad no fue culpa mía... ¿o sí lo fue?