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—Ehm... —murmuré intentando retirar mi brazo.
—No me rechaces así, Diana. ¿Por qué no te tomas un tiempo para pensarlo bien? —sugirió él mientras cerraba la distancia entre nosotros.
Inmediatamente sentí que este tipo no estaba simplemente dispuesto a retroceder como los demás chicos que había rechazado. Podía oler los problemas acercándose, pero no estaba segura de cómo debía manejarlos.
—Realmente me siento feliz de que sientas esto por mí, pero no creo que podamos empezar a salir... —dije mientras intentaba mantener la calma.
—Empecemos de nuevo. ¿Sabes quién soy? —preguntó él con evidente disgusto.
