—¿Creíste que la besé así? —preguntó después de que sus labios se separaron de los míos.
Estaba demasiado absorta jadiendo fuerte para recuperar el aliento como para darle una respuesta audible. Sentía como si él entendiera lo que estaba pensando más que yo misma. Me molestaba pensar en él besándola.
—Mhmm... —gemí cuando sus labios se aplastaron contra los míos de nuevo.
Sus besos se sentían más agresivos de lo habitual. La presión de sus labios contra los míos se sentía magullante y punitiva, pero al mismo tiempo, tenía que admitir que era tan placentera y no parecía poder tener suficiente. Empecé a besarlo de nuevo mientras entrelazaba ansiosamente mi lengua con la suya. Me besó largo y fuerte antes de soltar mi boca.
—Ahh... Ahh... —gemí mientras jadeaba.