—Esta posición no está mal. Puedo jugar contigo tan fácilmente... —susurró en mi oído.
—Ahh... —gemí mientras mi cabeza se apoyaba en su pecho.
Sus grandes manos acariciaron mis pechos antes de comenzar a masajearlos juguetonamente. Se sentía tan bien tener mis pechos manoseados mientras tenía su polla enterrada dentro de mí. Mi coño se apretaba repetidamente alrededor de su polla mientras él movía para prestar cariñosa atención a mis pezones palpitantes.
—Así es. Aprieta mi polla con tu coño... —susurró seductoramente cerca de mi oído.
Su tacto y sus palabras trabajaron para excitarme aún más. Podía sentir mi coño poniéndose más caliente y más húmedo. Era verdad que en esta posición, sus manos estaban libres para jugar con mi cuerpo como él quisiera.
—Mueve tus caderas, Dahlia. ¿No quieres cabalgar mi polla? —preguntó con conocimiento de causa.
—Ahh... Bradon... Ahh... —gemí mientras sollozaba su nombre al comenzar a mover mis caderas tal como él me había incitado.