*Shelby*
—El árbol luce increíble —dije, dando un paso atrás para admirar nuestro trabajo.
Los adornos de la abuela de Michael consistían en blancos y azules helados que contrastaban con las oscuras agujas del pino.
—Solo espera a que lo encendamos —dijo Michael, corriendo hacia el enchufe y conectando la tira de luces.
Su rostro se iluminó tan brillante como el árbol. Parecía un niño presenciando la magia de todo eso por primera vez. Hizo que mi corazón se hinchara, y olvidé por completo la historia que Lucille me había contado, al menos por un momento.
—Olvidamos poner la estrella en la cima —dijo Lucille, entregándole la estrella plateada a Michael.
Él subió por la escalera de mano y la colocó suavemente en la cima del árbol.
—Se siente justo como cuando éramos niños —dijo Lucille con una cálida sonrisa. Se acomodó de nuevo en el sillón de cuero color sangre de toro.
