—¡Shelby! —gritó Aubrey, agitando una mano adornada con un nuevo y brillante anillo de compromiso que capturaba la luz del sol en mil pequeños prismas.
—Hey —sonreí radiante, un alivio fluyendo a través de mí al ver a mis mejores amigas. La perspectiva de un almuerzo con amigas era bienvenida, especialmente después de la conversación de anoche con Michael.
Que Lauren se convirtiera en la niñera temporal de los gemelos se sintió como un regalo del universo. Amelia y Thomas, tan adorables como son con sus sonrisas de cachetes regordetes, podrían dejar atrás a un par de galgos cuando tenían ganas. Un descanso era justo lo que necesitaba para recargar energías.
—¡Mira a esta, una mujer libre por la tarde! —bromeó Lin, con sus ojos brillantes de travesura.
—Solo por un ratito —respondí con una risa, acomodándome en la silla que me habían guardado—. Lauren está cuidando a los gemelos.