*Shelby*
El insistente golpeteo en la puerta principal me sacó del sueño, el calor del cuerpo de Michael a mi lado me hizo querer acurrucarme más cerca y quedarme en la cama todo el día.
—Michael, ¿puedes ver quién es? —susurré, empujándolo suavemente.
—Ugh, está bien —gruñó, dejando a regañadientes el capullo de nuestra cama.
Mientras se ponía la ropa, no pude evitar admirar las líneas duras y la fuerza de su cuerpo. La edad no había hecho nada para disminuir el poder sexual que emanaba del hombre, y hacía que mi corazón palpitara como en los primeros días de nuestra relación. No importaba cuánto tiempo hubiéramos estado juntos, él todavía me hacía sentir como la primera vez que estuvimos juntos.
—¿Lauren? —me animé, escuchando su voz familiar mezclada con la de Michael en el pasillo. Su conversación amortiguada continuó durante un momento antes de que Michael regresara, con una sonrisa en su rostro.