—Buenos días. Espero que tengas hambre, porque hice mucho —dijo alegremente, sus ojos azules brillando con calidez.
—Definitivamente tengo hambre —dije con una sonrisa—. Y te ves... increíble.
—Huele delicioso —dije antes de darle un último apretón y luego dirigirme hacia el armario para sacar nuestras tazas de café.
—Delaney encontró un lugar para quedarnos —le dije a Shelby mientras tomaba un bocado de mi panqueque.
—¿Ah, sí? ¿Cuándo nos iremos? —preguntó Shelby.
—Terminaremos esta semana aquí en la casa, y luego planeamos movernos a la casa segura a principios de la próxima semana —le informé—. Hay mucho empaque y arreglos que hacer antes de que partamos.
—Tal vez mi empleador nos reembolsará el dinero de la casa. No me gusta que todo esto recaiga sobre ti —dijo Shelby apenada.