*Marmie*
El timbre rompió la quietud de mi rutina de tarde. Quien estuviese al otro lado de esa puerta iba a llevarse una sorpresa desagradable. Miré por la mirilla, y mi corazón golpeó mi pecho como un martillo neumático mientras intentaba sacudirme la sensación de un inminente desastre.
Al otro lado se encontraban dos hombres en trajes negros con zapatos brillantes, auriculares y placas colgadas en sus cinturones.
El FBI.
La red meticulosamente tejida de engaños que me había llevado años construir estaba peligrosamente cerca de desmoronarse ante mis ojos. No podía permitir que eso sucediera.
Me serené y tomé una respiración profunda, preparándome para lo que tenía que hacer, y abrí la puerta. Coloqué una sonrisa en mi rostro, fingiendo sorpresa.
Uno de los agentes mostró su placa frente a mi cara, y sus expresiones severas me dijeron todo lo que necesitaba saber. —Soy el Agente Johnson. Éste es el Agente Ramirez.