—Hice una mueca al introducir la pequeña aguja en el pliegue de grasa del vientre justo encima de la cintura de mis jeans —conté—. Uno pensaría que después de todas las inyecciones de medicamentos y hormonas que tuve que administrarme a lo largo del tratamiento de FIV, se habría vuelto más fácil. Sin embargo, no había sido así.
Esta era para evitar que ovulara. Parecía extraño que para quedar embarazada, tuviera que impedir que mi cuerpo hiciera lo que normalmente debería hacer. Pero, en solo unos días, teníamos tres pequeños y hermosos embriones, y esperaríamos ansiosamente para ver si se implantaban.