*Michael*
Mi teléfono sonó justo cuando me despedía de unos inversores de Singapur que estaban interesados en una fusión que no tenía intención de perseguir. La reunión ya me había dejado de mal humor. No tenían ninguna intención de aprender sobre la empresa ni su ética de trabajo, sin mencionar sus programas sociales. Esas no eran el tipo de personas con las que quería hacer negocios.
Cuando sonó de nuevo, casi no contesto.
—¿Sr. Astor? —dijo una señora al otro lado de la línea.
—¿Sí?
—Le llamo con los resultados de su prueba de fertilidad. Solo quiero confirmar la dirección de correo electrónico a la que desea que lo enviemos.
—Oh —dije y le proporcioné mi correo.
—¿Quisiera que repase los resultados con usted? Su médico podría proporcionarle información más precisa, pero nos gusta explicar a nuestros clientes lo que están viendo en caso de que no tengan citas con sus médicos por algún tiempo.