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Su familia podría protegerlos por un tiempo, pero no para toda la vida.
Con eso, Lucille retiró su mirada y llevó a Molly dentro del aula.
Jenny se negó a rendirse. Quería ponerse frente a Lucille y decir algo duro nuevamente, pero antes de que pudiera decir una palabra, quedó atónita ante la imponente manera de Lucille.
La chica frente a ella estaba calmada y compuesta, y tenía un aura de superioridad que exigía respeto. Era como un comandante con una estrategia bien pensada. Una sola mirada de ella era suficiente para hacer sentir a la gente como si tuviera miles de tropas respaldándola. Su grito de batalla era majestuoso y había una fuerte intención de matar en su rostro.
Jenny estaba impactada y dio un paso atrás.
Para cuando volvió en sí, Lucille ya había encontrado un lugar para sentarse con Molly.
Todo lo que había sucedido antes parecía una alucinación...