—En cuanto Becca colgó el teléfono —no sentí más que culpa y remordimiento por la manera en que había actuado. Esta es una chica que había sido solo buena conmigo y una y otra vez, no hice más que convertirme en un completo imbécil con ella.
—Ella nunca me había dado razón para cuestionarla o dudar de que pudiera confiar en ella. En cambio, ella había hecho todo bien y todo lo que quería era una oportunidad para demostrármelo. Y sin embargo, yo era el que constantemente sentía como si no estuviera seguro de la situación.
—Mirando por la ventana de mi oficina, miré a través de la hierba verde que llevaba al pequeño antepecho con vista al océano. Era un completo desastre, y la furia de la preocupación fluyendo por mis venas no había hecho más que obstaculizar mi habilidad para pensar con claridad.