Becca
Pasados unos días desde que visitaba a Neal y Allegra, me sentía más feliz de lo que había estado en mucho tiempo. Decidimos recorrer las calles de Nueva York, disfrutando de los diferentes lugares y también visitamos algunos museos.
¡Que, por cierto, fueron absolutamente increíbles!
El día había sido más que perfecto y, aunque sabía que sería algo pasajero, no podía evitar deleitarme en cómo me sentía al pasar tiempo con ellos.
Allegra y Neal habían hecho maravillas para hacerme sentir mejor.
Era la primera vez en mucho tiempo que me sentía algo contenta, y mientras doblábamos la esquina cerca de Times Square, no pude evitar asombrarme ante las vistas ante mí. Las luces brillantes y coloridas, las grandes pantallas, las imágenes giratorias que estaban allí, sin mencionar a las muchas personas que se paseaban como si no tuvieran preocupación alguna en el mundo.