—Beca.
Temblorosa, me senté en el sofá con un vaso de agua en la mano, mirándolo fijamente. La mano de James estaba en mi hombro de manera tranquilizadora, pero no me sentía calmada en absoluto. Un sollozo ahogado salió del fondo de mi pecho, y tomé varias respiraciones profundas.
—Becca —dijo James suavemente—. También podemos superar esto. Ella está desequilibrada y fuera de sí. No hay forma de que pueda lograr mucho así. Dudo que me escuche respecto a dejarme en paz, pero esto no es algo que no podamos manejar.
—¡Acabamos de superar varios otros problemas, James! —dije, levantando la mano y secándome las lágrimas—. Corrían por mis mejillas sin parar, mientras mi pecho se apretaba y mi estómago comenzaba a doler horriblemente.