—Casi me vengo en ese momento —dijo James—. A Becca no le importaba si la dejaba embarazada de nuevo.
—Infierno, ahora iba a hacer de eso mi misión.
Me adentré en ella con un gemido, saboreando la sublime sensación de estar dentro de ella de nuevo. El tiempo que habíamos pasado teniendo sexo furioso en el jet no había sido suficiente.
—Ohhh... sí. Fóllame —dijo Becca, clavando sus uñas en mi camisa.
Al parecer, ser una frecuente pasajera del club de las alturas no era suficiente para ella tampoco.
Agarré las caderas de Becca y comencé a taladrarla con fuerza. Gritaba y pedía y llegó rápido.
Sentirla apretarse alrededor de mi polla me hizo venir dentro de ella. Me sumergí en ella lo más profundo que pude, haciendo que su cuerpo aceptara cada gota.
Me quedé así mucho tiempo para que ni una semilla mía se escapara mientras Becca y yo jadeábamos.
—¿Vas a sacarlo? —finalmente preguntó Becca después de varios minutos.