—El momento en que recogí a Becca en el hospital y vi a Dalia en sus brazos, mi corazón se llenó de orgullo y emoción al poder llevarlas a casa a ambas.
—Sin embargo, lo último que esperaba era que, en cuanto llegamos a casa, Becca fuera arrebatada por Layla, quien le explicaba todo lo que había hecho mientras Becca estuvo ausente.
—Y para colmo de males, alguien había decidido enviarle un paquete, y yo sabía muy bien quién era ese alguien, y ver lo emocionada que se puso por lo que le enviaron me recordó cuál era realmente mi lugar.
—Según Allegra, estaba celoso, y en su mayor parte, maldita sea, sí lo estaba. Yo era quien invertía todo el tiempo y esfuerzo, y aunque ella no hacía más que agradecérmelo y mostrarme compasión, no podía superar el hecho de que yo no era él.