—¿Una hija? —susurré suavemente mientras la noticia lentamente me despertaba.
—Sí, acaba de tenerla. No pensábamos que tendría al bebé hasta la semana que viene, pero se le rompió la fuente hace unas horas y luego fue una loca carrera hacia el hospital.
Estaba eufórico al escuchar la noticia, pero aún reticente sobre la situación entre Neal y yo. No estábamos exactamente en buenos términos. A Neal todavía no le caía bien, y honestamente, a mí tampoco me importaba él. La única razón por la que hablábamos era por Becca.
—Ni siquiera sé qué decir.
—Neal soltó una risa burlona y casi podía imaginarlo rodando los ojos ante mi comentario. "Mira, no era mi intención despertarte, pero pensé que deberías saber que eres padre otra vez."
—No lo soy, sin embargo —suspiré—. No soy yo el que está ahí.
—Deja las tonterías, James. Ya hablamos de esto, y no voy a seguir con esta mierda contigo si no vas a esforzarte en apreciar que mantengo este secreto. Ya no me gusta mentirle.