Con la boca entreabierta, me quedé en completa incredulidad, mirando a Lucas Vega. Sus ojos moteados de oro mientras contemplaba mi figura, saliendo de las sombras a la luz de la luna. ¿Cómo es posible que este hombre, un hombre que había detestado por su arrogante personalidad, fuera el hombre con el que se suponía que debía emparejarme?
Tantas preguntas pasaban por mi mente, y a medida que me acercaba a él, oleadas de nerviosismo fluían por mi estómago. —¿Eres mi pareja?
Era una pregunta, pero también era más una afirmación. No podía creer que los Destinos me hubieran emparejado con Lucas Vega, el notorio chico malo que no quería más que hacerle la vida imposible a mi hermano.
—Sí, lo soy. Esperé tanto tiempo para que te dieras cuenta de que era tu pareja, para no tener que estar lejos de ti por más tiempo —Lucas se acercó más a mí, y al hacerlo, me sentí completamente incómoda.
No debería haberme sentido de esta manera alrededor de mi pareja, y sin embargo, no podía evitarlo.