Zhouzhou, con su potencial para el éxito, hizo que la cara de Liu Hanqiu se pusiera fea. Él la miró y dijo —Maestro, yo...
Zhouzhou agitó su mano —Abuelo, ve a atender tus asuntos.
—Está bien. —Sin decir nada más, Liu Hanqiu estaba a punto de irse cuando de repente se detuvo y preguntó —Maestro, ¿quieres venir conmigo? Al ver la expresión preocupada de la enfermera, supo que la situación no se veía bien. Con ella presente, tenían una mejor oportunidad de éxito.
Zhouzhou miró a Qin Xu, al verlo asentir, aceptó —Vamos.
Qin Xu y Qin Er los siguieron, y los cuatro se dirigieron hacia la sala de emergencias. En el camino, vieron varios carritos siendo empujados hacia la misma sala. Liu Hanqiu se sobresaltó —¿Por qué hay tanta gente?
—No lo sé. Hoy de repente hubo varios accidentes de coche, todos con lesiones en la cabeza.
Las lesiones en la cabeza no eran para tomarlas a la ligera, y los médicos estaban muy preocupados.