Solo quince yuan, y quizás podrían ahorrar unos centavos más. En comparación con ahorrar dinero, a Qin Lie le prefería ganar dinero. Así que esa noche, Qin Lie llevó a Zhouzhou al estudio para enseñarle cómo hacer dinero.
Desafortunadamente, la niña recordaba que tenía que hacer dinero pero le faltaba experiencia. No podía distinguir entre los peces, soltando a todos los que se podían vender y dejando atrás un montón de peces de jarrón llamativos.
Por suerte, con Qin Er como el dueño del puesto, lograron ganar el dinero para la comida del día. Por supuesto, el gran dinero importante aún estaba por venir. Zhouzhou tocó la foto autografiada en su bolsa, sonriendo tanto que su boca casi le llegaba a las orejas. ¡Iba a ser rica!