En este momento, en la cafetería, la pequeña cabeza de Zhouzhou estaba casi enterrada en el plato mientras devoraba su comida.
Tras terminar el último bocado de arroz, lamió su lengua y no dejó escapar ni un solo grano de su boca. Sosteniendo el cuenco con ambas manos, corrió hacia su profesora, de puntillas y —dijo:
— "Profesora, todavía tengo hambre~".
La profesora había estado observando todo el tiempo, y estaba atónita. Miró al chef, que tenía una expresión angustiada, tragó saliva y —dijo:
— "Zhouzhou, espera un momento, les pediré que te preparen más comida cuando llegue".
—Oh, está bien. —Zhouzhou asintió confundida y regresó a su asiento.
Poco después, Huo Ji'an, quien no había sido visto toda la mañana, se acercó con un guardaespaldas que sostenía una fiambrera negra.
Se sentó frente a ella con una cara seria, abrió la fiambrera, y un aroma rico llenó el aire.