—¡Puf! —El Abuelo Qin escupió agua sorprendido al mirar a su pequeña nieta. La Abuela Qin no pudo evitar estallar en carcajadas, y una sonrisa apareció en los ojos de Qin Lie.
Viendo su reacción, Zhouzhou parpadeó, un poco desconcertada, y los miró con sus regordetes dedos tocándose la cabeza. Inclinando su cabecita, preguntó, —¿No es Qin Dafu un buen nombre? ¿Qué tal Qin Youqian? ¿Qin Fugui? ¿Qin Facai?
—Jajaja... —la risa de la Abuela Qin sacudió los cielos, casi colapsando el techo.
Wangcai, que estaba a su lado, escuchó la risa y comenzó a aullar emocionado junto a ellos.
Zhouzhou los miró, su pequeña boca poco a poco se frunció. —¿No son todos nombres bonitos?
Si no eran bonitos, entonces no eran bonitos. ¿Por qué se reían? ¿Era realmente tan gracioso?
Zhouzhou estaba desconcertada.