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—Estoy llegando... ahhh... ahhhh. ¡Eduardo! —Lancé mi cabeza hacia atrás gritando su nombre mientras alcanzaba mi clímax. Mi coño se contraía sin parar alrededor de su lengua y empujé mis caderas hacia arriba hacia su caliente boca. Sus manos sujetaron mis nalgas levantando mi culo para que él pudiera chupar con más fuerza justo a tiempo para cuando eyaculé mis jugos de amor en su boca ansiosa.
—No... te lo comas —susurré suavemente en un éxtasis.
—Juego limpio... tú tragaste toda mi semilla, así que por supuesto, me comeré la tuya —él respondió después de retirar su cara de entre mis piernas lamiéndose los labios para demostrar cómo mantenía su promesa. Juego limpio... mi culo. Si él estuviera jugando limpio, no estaríamos aquí haciendo nada de esto.