Lucien ya estaba sentado en la mesa de cena cuando Reiner y yo entramos. Por alguna razón, la atmósfera era sofocante y me costaba respirar. Lucien parecía estresado y muy al límite hoy.
—Natalia. Siéntate —Lucien instruyó con firmeza, y seguí su orden inmediatamente. Lucien claramente no había tenido un buen día. Reiner se mantuvo a una distancia respetable junto a la pared y fingió que dejó de existir.
—Umm... bienvenido de vuelta, Lucien —susurré con la voz más dulce que pude administrar dadas las circunstancias.
—He decidido que deberías terminar tu pasantía antes de tiempo —me informó Lucien casualmente mientras jugaba con su cena. Bueno, yo tampoco tengo apetito.
—¿Es eso necesario? He estado adquiriendo varias habilidades y experiencias nuevas... —intenté explicar.
—¿Con Eduardo? —Lucien intervino para completar mi frase. Bueno, eso no era lo que iba a decir. Lucien está enojado, realmente enojado. No me atreví a decir nada más.