—¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué hemos llegado a la manada de Deimos? —interrogo a Drakho con desconcierto mientras él me escolta hacia el castillo clanesco. La tormenta aún no se ha rendido ante la noche, prevaleciendo con su intensidad deflagrando los cielos oscurecidos con su colosal ira. Una helada niebla se ha acumulado, abrazando las tierras con su bruma fantasmal.
Pensaba que Fobos me llevaría de vuelta a su manada, no anticipé que procediera a venir aquí en su lugar. Sus guerreros se desvanecieron llevándose todas mis posesiones que tomaron de mi habitación hace unos minutos mientras yo me quedaba y observaba, confundida por los eventos que ocurrían. No me notifican nada.
—Alfa Deimos y Luna Lumina partieron hacia Italia hace un año mientras el Rey vigilaba su manada. Estamos aquí para darles la bienvenida —mis ojos se ensanchan ante la realidad que él vocaliza. No sabía de esto, ¿cómo podría, si Deimos y yo apenas hablamos después de mi última visita aquí?
—No estaba al tanto de su partida. ¿Estuvo Fobos aquí todo un año?
—Sí, Luna —responde firmemente mientras aprieto mis puños, uñas hundiéndose profundamente en la carne tierna con una inmediatez que me llena de malestar. Él estuvo tan próximo a mí durante un año. Mientras yo sufría pensando en la distancia entre nosotros, él estaba aquí atendiendo a sus responsabilidades como Alfa más que a las que me debía. Sus prioridades están expuestas con transparencia para que yo las contemple.
—Ya veo. ¿Llegarán ahora? ¿Y después, continuaremos nuestro viaje?
—Sí, Luna. Eso es lo que me informaron. Permaneceremos aquí por algunos días hasta que el clima nos permita viajar —Drakho murmura mientras abre la puerta para que yo entre, esperando pacientemente hasta que lo cruce.
—Pero tus guerreros acaban de irse —frunzo el ceño con confusión. ¿Cómo viajarán entonces?
—Estamos bastante acostumbrados a los caminos azotados por tormentas, podemos perseverar pero el Rey estaba seguro de que tú no —es, de hecho, un golpe directo y brutal, de cuán vulnerable me percibe mi bendecido por la luna. Lo había previsto, pero cada vez que mi esencia es pisoteada por mi macho, la piel de mi corazón se desolla.
—Entiendo, gracias Drakho.
—Es un honor, Reina —se inclina mientras yo le entrego la manta de piel de oveja que él atrapa rápidamente de mis manos. Es el primer lobo de la manada de Fobos que no me considera con ojos incómodos o torpes. No me juzga y eso me trae un poco de paz.
—Él nos dirige hacia las puertas del castillo mientras mis ojos cazadores se fijan en mi macho desnudo desprovisto de su capucha, llevando solo pantalones de lana. No le importa su ser empapado adorando las lágrimas de la naturaleza mientras acarician su carne.
—Diversos tatuajes ocupan la totalidad de su brazo izquierdo y pecho robusto, aumentando mi curiosidad sobre él. ¿Qué significan? ¿Por qué deseaba poseerlos? Son bastante cautivadores, debo decir, añaden al atractivo de su ser bestial.
—Si nunca cambiara y permaneciera el mismo macho que era cuando yo era una cachorra, estaría en sus brazos besando la totalidad de sus tatuajes preguntándole todo lo que deseo tener respuestas.
—Pero la realidad es un lugar sombrío e insensible para demorarse. Las esperanzas y sueños están destinados a ser sacrificados o determinados como cuentos de hadas para el disfrute de los jóvenes.
—Fobos no interactúa con mis ojos expectantes manteniéndose aún esperando la presencia de su hermano. Encuentro bastante irónico cuán insignificante percibe nuestro vínculo de compañeros. Hoy es nuestra primera noche juntos, sin embargo, aquí estamos, atendiendo a sus deberes, groseros respecto a lo que yo pueda pensar de esto.
—El espacio entre nosotros, ¿puede reconocerlo? ¿No lo destruye como a mí? ¿Cómo se siente cuando mi aroma satura sus pulmones, puede respirar bien? Mis dedos se mueren por sujetarlo, por deleitarse en el brillo de su carne. Sin embargo, ¿cómo puedo cuando me ahogo en el temor a sus posibles reacciones hacia mí?
—Él me toca como le place sin importarle lo que siento, pero si yo le acariciara, sé que lo rechazaría como si estuviera ofendido por ello. Me ha convertido en una hembra enloquecida caminando de puntillas alrededor de su macho sobre cáscaras de huevo, me preocupa que deba recorrer un camino tortuoso con él y el tierno pasado que compartimos lo hace más desafiante.
—Fobos se tensa mientras las puertas del frente se abren de par en par para engullir un carro negro elegante que parece entrar con una velocidad exultante. Mi bendecido por la luna está contento, quizás otros no lo noten, pero yo lo siento. La diminuta luz que estalla dentro de él para brillar bajo sus azules me lo declara.
—Quizás está frente a Deimos después de varios años de separación, es una reconciliación de hermanos —las hembras de la Luna nos han rodeado con sus ojos expectantes, me recuerdan a mis lobos: Ismena, Zina, Egeo y Orión —mi corazón se retuerce dolorosamente ante el pensamiento de ellos, ya extraño su calor.
—Es verdaderamente injusto cómo la hembra de Deimos puede residir con todos estos lobos que le son queridos mientras que yo debo vivir conmigo misma —aislada y rechazada —estoy verdaderamente maldita por la luna.
—Mientras su carro se estaciona —Deimos, Ragon y Elriam salen primero del refugio cerrando rápidamente las puertas tras de sí —Deimos camina hacia el otro lado de su carro ayudando a Lumina a salir de su calor.
—Mis ojos se ensanchan al ver su vientre abultado con asombro, lleva un heredero —un audible suspiro de admiración se me escapa ante la hermosura de la gloriosa hembra en espera —ella es cautivadora —Deimos va a ser padre, estoy tan feliz por él.
—Su pasado ha vagado lejos pues reconozco el amor verdadero que reserva en sus ojos para ella mientras acompaña a su hembra hacia nosotros, su espalda erguida y pecho hinchado de orgullo por ella y su cachorro que lleva.
—Esto era todo lo que deseaba para él tener —una familia, una hembra que persistiera a su lado en cada prueba y tribulación que le llegara pues su pasado ha sido despiadado e implacable —si él es feliz, entonces yo también lo soy.
—Mientras se acercan a nosotros, sus hembras comienzan a cantar un himno de bienvenida, aullidos de agradecimiento enviados adelante a la luna por el futuro que les ha otorgado —se arrodillan al unísono sobre la tierra embebida, cabezas inclinadas con reverencia —la habían extrañado.
—Sus hembras se precipitan hacia ella, lágrimas desbordando por sus mejillas, rodeándola en su círculo de cariño —es una escena hermosa de presenciar mientras se regocijan en su presencia y sienten al cachorro que descansa en su estómago —los ancianos colocan sus palmas sobre su carne esforzándose por sentir a su futuro Alfa.
—Observo a mi macho cuyos ojos se detienen en Lumina, la está atendiendo por primera vez —ahogo mi aliento tembloroso con una desasosiego que me sofoca —mi perturbación de alguna manera se ha hecho realidad pues la hembra que su manada considerará digna está frente a él —sus azules acarician amablemente su vientre y desvío la mirada —no quiero intuir ni la más mínima de las emociones que puedan aflorar en él.
—Mi alma no puede sostenerlo.
Mientras un tumultuoso relámpago golpea, Fobos inicia su camino firme hacia la pareja mientras yo me quedo atrás para presenciar la escena. Siento como si un silencio improbable surgiera para abrazar las tierras mientras la bestia requiere atención.
Es como si los cielos temblaran ante su locura, rugiendo y tronando con cada paso que él da hacia ellos. Sus hembras se apartan para él mientras Deimos avanza para estar al lado izquierdo de Lumina preparándose para la introducción que dará. Parece jovial con la presencia de Fobos.
Lumina se arraiga más en el calor de su macho observando la emergente carne de Fobos con unos grises ensanchados y cautivados pero preocupados. Fobos le trae nerviosismo pues no ha visto tal macho antes. Lo entiendo, mi bendecido por la luna es de una raza distinta, no es como ningún otro en este mundo.
—Hermano —dice Deimos, un susurro apenas audible pero puedo sentir el júbilo en su voz. Los ojos de Lumina se ensanchan aún más mientras mira sorprendida de un lado a otro entre mi bendecido por la luna y el suyo. No puedo percibir las emociones que Fobos muestra pues su espalda me enfrenta, sin embargo, siento la satisfacción que porta.
—Fobos ofrece un asentimiento breve a Deimos como saludo mientras da un paso más cerca hacia sus cuerpos. Extiende su palma que Deimos está ansioso por agarrar en la suya acompañado de un firme apretón. "Esta es mi hembra, Lumina." Tardíamente presenta su hembra a mi macho.
—Sé que sus curiosos azules están ahora sobre ella, estudiándola de pies a cabeza. Mis labios tiemblan ante la atrocidad de la posible verdad que mi mente concibe. Lo nota ahora, ¿no? Ve su pujanza que carezco. Ve su poder que yo no poseo. Ve lo que deseaba tener en su lugar. Esto es penoso.
—Lumina, este es mi hermano. Fobos. Él cuidó de la manada mientras estábamos fuera —manifiesta Deimos con una sonrisa en los ojos mientras mira a mi macho. A lo largo de los años se habían reconciliado, estoy consciente de esto. Cronos me había informado que su vínculo fue rectificado y ahora es más sólido que nunca.
—Fobos da un paso hacia ella y un gemido inaudible sale de mis labios. No, no la mires. No grabes sus rasgos en tu memoria. Mi loba me impulsa desde dentro para ir y situarme a su derecha, para afirmar orgullosamente ante todos los lobos presentes a quién pertenece, sin embargo, a pesar de mi desaprobación de sus deseos, no puedo luchar contra ella.
—Pasos rápidos y firmes hago avanzando, abrazando mi carne otorgándome la potencia y el auxilio que desesperadamente busco. Mi cuerpo tiembla ante la brisa crujiente que roza mi piel mientras me empapo bajo el vehemente aguacero.
—Un estornudo repentino me restringe mientras mis ojos caen al suelo, el poder incandescente que satura el aire irradiando fuertemente de los tres lobos presentes frente a mí hace que mis rodillas se debiliten. Me resulta arduo enfrentarlos.