Mi bendición lunar me hace señas para que abra el mío y prontamente lo hago, pues ha encendido mi emoción. ¿Qué podría ser?
Mis ojos se agrandan al darme cuenta de lo que me proporciona para usar. —¿Un teléfono? ¿Para mí? —pregunto escudriñándolo con asombro. Ningún lobo posee un teléfono aquí, no estoy segura de si siquiera saben que tal tecnología existe. ¿De dónde lo sacó?
Fobos toca la pantalla del teléfono dos veces, recuperando mi atención solo para levantar su dedo índice y dar palmaditas en mis labios dos veces también. Sé lo que está diciendo aunque no use palabras para que yo entienda. —No le diré a nadie sobre esto, lo prometo. Será nuestro secreto. —sonrío hacia él mientras acaricia afectuosamente mi mejilla con sus nudillos coexistiendo con un aprecio por mis palabras.