—¿Qué? —El rostro de Leonica era el espejo de sus emociones.
Confundida, totalmente confundida, pero curiosa.
¿Qué había dicho Angelina a Gabriel hace cinco años que causó su divorcio? Esa era una respuesta en la que había pensado... anhelado durante los primeros dos años de estar en Colorado. Pero a medida que pasaba el tiempo, era seguro decir que comenzó a seguir adelante, conociendo gente nueva y creando nuevos recuerdos. Recuerdos que eclipsaban los dolorosos que ya no quería recordar.
Afortunadamente, después de tres años de vivir en Colorado, acogida calurosamente por su nuevo vecindario, Leonica dejó de ansiar respuestas a esa pregunta que la atormentaba. Y pronto, la olvidó por completo.
Hasta hoy.
—¿Quiero saberlo? —dijo, observando cómo Angelina asentía con la cabeza, su cola de caballo castaña rebotando con el gesto.
No sorprendentemente, su yo pasado habría saltado ante la oportunidad. Pero actualmente, tal como está, esa respuesta ya no le importaba.