Mirando fijamente a la pálida mujer delante de ella, que parecía cualquier cosa menos saludable, Leonica estaba atrapada entre un cruce de caminos. Primer camino: ignorar a la bruja vampírica y seguir su camino alegremente, encomendando su bienestar y lo que le ocurriera a las manos de Dios. O, segundo camino: ser la persona superior, la más grande y ofrecerle ayuda.
Pasaron unos segundos de no ser notada antes de que Leonica suspirara, su decisión ya estaba tomada.
Por mucho que quisiera tomar el primer camino, felicidad y todo para su día, no podía dejar a Angelina de la manera en que se veía. ¡No porque fuera amable o le importara la bruja, joder no!
La respuesta era simple. Su hijo nonato. Al igual que ella, Angelina era o mejor dicho, iba a convertirse en madre tarde o temprano y dejarla de esta manera preparaba el escenario perfecto para un aborto espontáneo, poniendo en riesgo una vida inocente.