—¿Irene Rosewood hizo qué? —Roberto se levantó de su asiento en segundos, mirando a su compañero como si hubiera recibido una noticia equivalente a su muerte.
Pero lo era, porque sabía que si Benjamín Romero se enterara de esto, podría despedirse no solo de su cargo sino de toda su vida en Oslo.
—El hospital dijo que se escapó durante uno de sus exámenes. Han buscado en todo el edificio y no la han encontrado.
Roberto se frotó las sienes y gimió, su rostro se arrugó de frustración.
—¿Dónde estaba la seguridad? ¿Cómo permitieron que escapara?
—Bueno, ocurrió mientras ella estaba en el baño. Sospechan que debe haber salido por una de las ventanas.
Roberto gimió una vez más. Esto era malo, realmente malo.
—¿Qué debemos hacer, jefe? —preguntó Candace—. ¿Deberíamos alertar a la familia Romero por si acaso?