Lo primero que Leonica notó cuando caminaba hacia la entrada de su Villa, fue la temperatura descendente de la noche, ya que el invierno se acercaba rápidamente.
Lo segundo fue la cara seria de Arvan cuando ella se paró frente a él, con las manos metidas en el bolsillo del abrigo que Grace había insistido en que se pusiera antes de salir.
—Definitivamente escogiste el mejor momento para aparecer —bromeó, notando cómo su aliento parecía tomar forma de neblina antes de desaparecer—. ¿Qué es lo que necesitas, Arvan?
—Quería dejarte esto —Alcanzando el bolsillo de su abrigo, Arvan sacó un pequeño sobre marrón y se lo entregó—. Es el documento final para restablecer la cooperación entre nuestras empresas.
—Eso es muy considerado de tu parte —dijo Leonica mientras examinaba el sobre—. Pero, ¿es realmente la única razón por la que viniste hasta mi casa, Arvan?
El hombre la miró, como si estuviera contemplando si decir lo que pensaba o no.