—Gabriel no estaba seguro de si debía preocuparse por el hecho de que Leonica hubiera venido a buscar su ayuda, ¿o sentirse decepcionado por el hecho de que solo se acercó a él pensando en su propio beneficio?
—¿Necesitas mi ayuda? ¿Puedes explicar más? —preguntó, y Leonica se preparó para darle la explicación más corta y vaga que pudiera idear.
—Hace unos días, renuncié a ser presidenta del Imperio Romero —Gabriel alzó una ceja. Esto era noticia para él—. Bueno, más correctamente, me lo quitaron, ¿sabes?
—¿Quitado? ¿Por quién?
—Ah, esta era la pregunta que ella no quería responder. Al ver la mirada de vacilación que cruzó su rostro por un segundo, Gabriel comprendió rápidamente que ella no quería responder esa pregunta.
—Se aclaró la garganta, dirigiendo la conversación hacia una nueva pregunta—. Entonces, ¿cómo involucra todo esto el que necesites mi ayuda?